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Cine y literatura misteriosa

Identidad, la tormenta perfecta de terror y suspense

El género de terror siempre ha estado presente en el cine comercial, con mejor o peor suerte. Como cualquier otro arte, el cine también va por modas, y en ocasiones el género de terror se ha visto empujado a una visión muy secundaria por parte de los estudios. Craso error, al menos en la mayoría de ocasiones, ya que el terror siempre ha dado buenos resultados en taquilla, y estos films suelen ser más baratos que esas caras superproducciones tan de moda últimamente. En los años 80, el terror de serie B estaba más en boga que nunca, pero algo cambión en los 90. El estreno de El Silencio de los Corderos supuso un punto de inflexión a la altura de lo que había conseguido El Exorcista dos décadas antes. Luego, a mitad de la década, el género slasher resucitó de la nada gracias a Scream. En los 2000, el terror volvía estar de moda en muchos de sus subgéneros, con proyectos muy interesantes y originales.

Entre tantas películas para adolescentes y supuestos intentos de terror elevado, en 2003 se estrenó una película que resaltaba por su excelente guión y su reparto. Se trataba de Identidad, un filme dirigido por James Mangold, que era una rara avis en la cartelera de la época. Disfrazado de thriller psicológico, Identidad contaba una historia misteriosa y lúgubre sobre un grupo de personas que quedan encerrados en un hotel por una gran tormenta. Algunos años antes del estreno de La Niebla por parte de Frank Darabont, Mangold ya marcó el camino para este tipo de películas de terror y suspense. La naturaleza humana que sale a la luz en las condiciones más crueles y complejas. La conjunción de personajes que parecen tener muy poco que ver entre ellos, pero que están relacionados más de lo que el espectador imagina. Identidad, por desgracia, no obtuvo el éxito esperado, a pesar de tener todos los ingredientes para triunfar en taquilla. Sin embargo, el tiempo ha puesta esta magnífica película en su sitio, siendo catalogada por muchos como uno de los mejores thrillers de terror de la década.  

Una película de 2003

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Columbia Pictures estrenó Identidad en 2003, de la mano del ya veterano director James Mangold. Se trataba de un thriller con toques de terror, muy al estilo de la época. Sin embargo, su gran reparto lo convertía en una película diferente al resto. Para poner en contexto, ese mismo año se estrenaron, dentro del género de terror, películas como Freddy vs Jason, Destino Final 2 o La Casa de los Mil Cadáveres. El slasher había renacido y era cada vez más violento.

Las secuelas del 11-S se dejaban notar en la población estadounidense, que buscaba un terror más sobrenatural que realista. Mangold se basó en un guión de Michael Cooney para enlazar una historia compleja que buscaba mantener la atención del espectador durante todo el metraje. Y es que todos los detalles, por pequeños que fueran, tenían mucho que decir en Identidad.  

Una historia oscura y misteriosa

La película nos contaba la historia de varios personajes que se ven obligados a pasar la noche en un hotel lúgubre y destartalado, a causa de una gran tormenta. Los primeros en aparecer son la familia York, que tienen un pinchazo en medio de la carretera. Mientras lo intentan arreglar, otro coche atropella por accidente a la esposa, Alice. El conductor, un ex policía convertido en chófer, se hace cargo de la situación, y lleva a la familia al hotel más cercano. Junto a ellos viaja la jefa del chofer, la célebre actriz Caroline Suzzane. Tras dejar a la familia en el alojamiento, el chofer entiende que debe salir a buscar ayuda para Alice, ya que su estado es muy grave.

En su búsqueda se topa con Paris Nevada, una prostituta de lujo que estaba intentando llegar a su pueblo natal. Tras recogerla a ella y a una pareja que también ha sufrido un accidente, todos deciden regresar al hotel en vista de que la tormenta no les va a dar tregua. Poco después de reunirse con los demás huéspedes y con Jerry, el nervioso conserje, dan la bienvenida a una nueva pareja. En este caso se trata de Rhodes, un policía duro que transporta con él a un peligroso criminal llamado Maines. Para impedir que el delincuente haga daño o se escape, deciden esposarlo al inodoro de una de las habitaciones. Con los diez huéspedes ya en sus cuartos, todos comienzan a sentir que pasan cosas extrañas. Se dan accidentes, y empiezan a aparecer cuerpos sin vida. El infierno de una noche de tormenta no ha hecho más que empezar…  

Prostitutas, actrices y policías

El argumento de unir a un grupo variopinto de personajes en una misma localización mientras se están cometiendo crímenes es casi tan antiguo como la propia novela negra. Identidad bebé de Agatha Christie y también de Hitchcock, pero encuentra su propia personalidad gracias al buen hacer del guionista y sobre todo del director. Pero son las interpretaciones del reparto lo que hacen que esta película esté considerada como una de las mejores de su género. Contar con estrellas como John Cusack, Ray Liotta o Rebecca de Mornay siempre es un punto muy a favor. La interpretación de Amanda Peet como Paris Nevada, la escort de lujo, está tan llena de matices que se convierte en una auténtica robaescenas, a pesar de que su personaje parezca secundario.

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Nadie es lo que parece en Identidad, y el director sabe manejar esas expectativas en los espectadores para guiarles por senderos laberínticos y sorprenderles cuando toca. El final puede ser algo polémico, y evidentemente no lo vamos a contar aquí, pero cualquier espectador entenderá que es consistente. Porque la película pone a prueba nuestros propios prejuicios en torno al destino, a lo que está escrito, a la libertad que consideramos tener. Una premisa que ya utilizó, aunque de un modo muy distinto, la saga Destino Final, convirtiendo a la propia muerte en el asesino en serie. Identidad es un thriller de gran calidad para amantes del cine en mayúsculas, y una película infravalorada que tal vez apareció en un momento no demasiado adecuado.  

Recepción y crítica

La película fue estrenada en todo el mundo en 2003, con un presupuesto de unos 20 millones de dólares, recaudando poco más de esa cantidad. Su mezcla de géneros no convenció demasiado a los espectadores, aunque sí a la crítica. De hecho, fue para muchos una de las películas más infravaloradas del año. Recibió nominaciones a algunos premios importantes como el Saturn o el Bram Stoker, pero no se llevó ningún galardón relevante.

El tiempo, sin embargo, ha conseguido revalorizar este filme, recuperado por las plataformas de streaming. No hablamos de una película de culto, pero sí de un thriller sobrenatural con mucho encanto, y con unas actuaciones increíbles. El estreno de The Mist en 2007 seguramente también haya eclipsado a este película que, a pesar de todo, ha conseguido encontrar su hueco dentro del género.