Casos insólitos

Dismaland, ¿llegaste a conocer la aterradora versión de Disneyland?

Hay lugares en el mundo que representan cosas tan intensas para mucha gente, que se convierte en sitios casi de culto, en lugares de peregrinaje a los que todos queremos ir al menos una vez en la vida. Criados dentro de una de las mejores épocas de la compañía Disney, nuestra generación siempre ha soñado con disfrutar de sus parques temáticos, de Disneyland en Paris o de DisneyWorld en Orlando, de las atracciones concebidas para que cualquiera de nosotros vuelva a ser un niño, disfrutando con sus personajes favoritos, con sus películas preferidas. Todo en un ambiente de edulcorada felicidad que parece absolutamente irreal… porque en el fondo lo es. Estos parques no son más que espejismos, oasis en un desierto en el que el la rutina y lo gris lo controla todo.

Por eso, igual que hay luz, también hay oscuridad, y la cruz de la moneda de estos parques temáticos tan luminosos se llama Dismaland. Un proyecto creado por el genio británico Banksy, que hace años montó su propio parque de atracciones, eso sí, muy diferente a los nombrados en el párrafo anterior, y que de hecho según sus propias palabras no era apto para niños. Y es Dismaland tiene que ver más con la depresión, con la rutina, con el agobio y con los problemas que se sienten en el mundo actual más allá de esas luminosas fronteras de los parques temáticos. Dismaland es un lugar deprimente, como su propio nombre indica, y supone también una crítica no solo al propio sistema regente, sino a los parques temáticos de Disney.

Banksy, el famoso artista detrás del proyecto

El artista británico Banksy fue el encargado de dar vida a todo lo que supone Dismaland, ayudado por otros artistas internacionales escogidos por él mismo, para una performance gigantesca en una pequeña localización de Inglaterra, que duró tan solo unas pocas semanas. Banksy se ha convertido seguramente en el artista de vanguardia más importante del mundo, tanto por sus propias obras, que tienen un ácido sentido crítico y social, como por su misteriosa identidad, que todavía es desconocida, si bien hay muchísimas teorías al respecto. El británico ha logrado convertirse en todo un símbolo para el nuevo arte y está constantemente buscando nuevas fórmulas para llamar la atención sobre la crítica social que manda con sus obras.

 

Cómo era este parque temático

Desde el momento en que fue concebido, Dismaland supuso una crítica brutal y directa hacia Disneyland, no tanto hacia el propio paraíso que Disney había construido, sino a la forma en la que ese se había convertido en el “ideal” y en el sueño para muchos, cuando no era más que cartón piedra y atracciones mecánicas, similares a las que se mostraban en este parque decadente, aunque mucho más esperanzadoras, claro está. El lugar se ubicaba en Somerset, Inglaterra, y estuvo abierto durante los meses de verano en 2015, como una gigantesca atracción en la que una podía encontrar un reverso decadente de esos parques de atracciones tan brillantes que la corporación Disney posee, con un castillo medio derruido, una carroza de calabaza destrozada e incluso un furgón policial casi enterrado.

 

Lo que quería transmitir el autor

A lo largo y ancho de todo el recinto podíamos encontrar numerosas referencias a la empresa Disney, que desde luego no se tomó muy bien aquello. En algunos murales había pintadas en las que el nombre del parque aparecía con una tipografía muy similar a la de Disney, y se podía leer “Dismaland, la vida no es siempre un cuento de hadas”. Esta frase es definitoria de lo que el artista quería conseguir a través de toda esta parafernalia. La visión edulcorada que ofrece Disney en sus parques es solo un placebo contra la vida, es una gran mentira que nos inoculan desde pequeños con sus películas y que luego no sabemos admitir cuando debemos enfrentarnos a la realidad, mucho más cruda, gris y decadente de lo que habíamos podido imaginar.

 

Atracciones y puntos de interés

El parque, más que de atracciones, era casi un museo gigantesco al aire libre con un montón de obras de vanguardia en la que distintos artistas de todo el mundo, invitados por el propio Bansky, buscaban transmitir la decadencia de nuestro sistema actual, de una sociedad que solo busca la felicidad en productos maniqueos y sensibleros como los que produce la empresa Disney. Encontramos puntos de interés en el gran estanque donde una distorsionada sirenita parece sonreír, en el gran furgón policial casi hundido en la tierra, en las instalaciones interiores tremendamente críticas contra el consumismo del hombre y sobre todo, en ese castillo de cuento de hadas que por supuesto, también ha tenido que pasar por el filtro decadente de todo lo que hay en el parque.

 

Así lo recibió el público

La inmensa atracción llamó mucho la atención de los medios allá por el verano de 2015, cuando se abrieron sus puertas durante poco más de un mes en Somerset. Fueron muchos los que se acercaron a Dismaland a “disfrutar” de aquella performance, aunque como quedaba ya claro en las entradas, no era precisamente un parque en el que uno pudiera sentirse muy feliz. La crítica estaba por encima de todo en estas obras, y lo que se buscaba era remover conciencias y provocar algo en aquellas personas que lo visitaran. Fueron miles durante ese periodo, y aunque es cierto que el parque llamó mucho la atención internacional, Disney apenas lo notó en los suyos que siguen inundándose de gente todos los días para disfrutar de su magia, sea verdadera o no.