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Paranormal

Los fantasmas de Ishinomaki

El ser humano lleva milenios intentando adivinar o advertir qué es lo que hay más allá de la muerte, en un peligroso juego del que todavía nadie ha salido victorioso. Es una de las grandes preguntas que todos los filósofos se han hecho alguna vez. ¿Qué ocurro cuando nos marchamos de este mundo? ¿Nuestro cuerpo se deshace, pero qué pasa con el alma, con el espíritu? Cada religión, cada cultura., ha intentado explicar esto de una manera diferente, ateniéndose a sus propios mitos, a la creación de historias en torno a lo que hay más allá de la muerte. Desde el cielo y el infierno hasta esa extraña dimensión conocida como Purgatorio donde todas las almas en pena se quedan vagando por la eternidad. Y por supuesto, también aquellos que logran volver de la muerte, en forma etérea o corpórea, dando lugar a historias de terror que son parte de la propia tradición cultural de muchos lugares.

Las historias de fantasmas existen desde que el hombre empezó a contar sus propios mitos. Para muchos, los propios dioses no serían más que figuras fantasmales que viven alejadas de nosotros pero son capaces de afectarnos, aunque no las podamos ver. En muchas culturas, la creencia en lo sobrenatural, en la vida después de la muerte, está tan arraigada que ni siquiera la ciencia, con sus pruebas fehacientes, puede quitarles la idea de que hay algo más allá, un lugar del que algunas almas pueden volver. Japón es uno de los países donde todas esas historias tienen un hueco muy especial en la tradición del folclore nacional, porque hay muchísimos mitos en torno a los fantasmas, los yürei, como son conocidos en el país nipón, espíritus capaces de aparecerse ante los vivos e incluso interactuar con ellos. Algunas historias, como la de Ishinomaki, así lo representan.

El terremoto de Ishinomaki

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El 11 de marzo del año 2011, curiosamente siete años después de la tragedia de los atentados de Atocha en Madrid, Espala, un potentísimo terremoto devastó buena parte de la costa noreste de Japón, provocando gravísimos daños y miles de muertos. En Fukushima, por ejemplo, la central allí ubicada colapsó por culpa del propio seísmo, algo muy parecido a lo que ocurrió en Ishinomaki, una ciudad de la prefectura de Miyagi, un poco más al norte. En esta ciudad, más pequeño, el terremoto se sintió con gran ferocidad, pero además vino acompañado, poco después, de un gigantesco tsunami con olas por encima de los 10 metros, que arrasaron por completo con todo lo que quedaba de la ciudad, dejando miles de muertos y desaparecidos, y el lugar convertido en un auténtico erial baldío de calles desoladas y edificios destrozados.

Consecuencias del terremoto

Fueron muy pocos los que pudieron librarse de aquella tragedia en la ciudad de Ishinomaki, porque apenas unos minutos después del terrible terremoto, que llego a 9 en la escala Ritcher, un gigantesco tsunami invadió la ciudad, llevándose por delante edificios, coches y por supuesto, también personas. No hubo tiempo para la evacuación, así que buena parte de la población quedó sepultada entre el agua y el fango. Por si fuera poco, una imponente nevada comenzó a caer ese mismo día, dificultando muchísimo las labores de rescate para encontrar supervivientes. De hecho, muchos murieron atrapados por el frío y el hielo, después de haber sobrevivido milagrosamente al terremoto y al tsunami. Fue un día de un profundo dolor por la pérdida de miles de vidas en Ishinomaki, una ciudad que tardaría mucho en recuperarse.

Historias de fantasmas en Ishinomaki

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La ciudad quedó prácticamente devastada, y desde luego tardó mucho en recuperarse. Las labores de reconstrucción de edificios se llevaron a cabo durante meses, pero algo curioso ocurrió cuando parecía que Ishinomaki empezaba a ver la luz al final del túnel. Casi un año después de la tragedia, los diarios de la zona se llenaron con decenas de testimonios de personas que aseguraban haber tenido contacto con hechos sobrenaturales en la ciudad. La mayoría de ellos afirmaban haberse topado con fantasmas, sobre todo con personas que habían muerto en la tragedia, y que se les aparecían de forma totalmente natural, aunque algo confundidas, buscando siempre el lugar donde vivían o donde trabajaban.

Los testimonios se cuentan por cientos, de parte de personas muy diferentes entre sí, que además no tenían nada que ver entre ellas. Desde funcionarios que afirmaban haberse encontrado con familiares fallecidos en la catástrofe hasta una madre que juraba escuchar el juguete de su pequeño, fallecido también en el tsunami un año atrás, encenderse solo cada día la hora de la cena. Los testimonios más numerosos llegaban por parte de los taxistas, que recogían a personas elegantemente vestidas que les pedían ir a una dirección ubicada en la zona más afectada por el desastre, solo para desaparecer en la nada durante el trayecto.

¿Puede haber alguna explicación lógica?

Personas que afirman haberse encontrado cara a cara con familiares difuntos, que de pronto han desaparecido. Trabajadores que han atendido incluso a esos supuestos espectros, que han entablado conversaciones con ellos, pero luego les han visto esfumarse como si nada. Incluso monjes budistas, que tienen cierta reticencia a creer en este tipo de cosas, también han tenido experiencias con chicas que aparecían con las ropas totalmente empapadas, pidiendo toallas para secarse, y luego desaparecían en la nada. Todas estas historias, en un periodo de tiempo muy corto, supusieron un auténtico shock para la ciudad de Ishinomaki. No se trataba de un simple encuentro, o de alguien que creía que su casa estaba encantada. Era algo a gran escala.

¿Existe alguna explicación lógica para todo este fenómeno o debemos entender que se trata de algo verdaderamente paranormal? La ciencia, a través de la psicología y la sociología, ha estudiado muchos casos de este tipo, ya que no es el primero que se da. Desde el punto de vista lógico, lo que ha ocurrido en Ishinomaki es un episodio claro de histeria colectiva, en el que unos pocos testimonios han hecho crecer el miedo entre la sociedad, multiplicando los avistamientos que, en su mayoría, tendrían una explicación bastante lógica y para nada paranormal. Es una manera de enfrentarse al dolor y al luto después de una tragedia tan brutal como la que la ciudad vivió solo unos meses antes. De hecho, con el tiempo las apariciones de supuestos fantasmas han disminuido hasta ser anecdóticas, cuando  parece que los años han ido curando poco a poco la herida y el dolor de Ishinomaki, llevándose con ello a sus fantasmas.